Recientemente he descubierto que unas aguerridas emprendedoras están acondicionando un local cerca de mi portal para abrir un bar de tapas tipo andaluz. Les deseo toda la suerte del mundo, porque la necesitarán...Pongámonos en antecedentes: en ese local ya ha habido bares antes y han terminado cerrando. Eran bares dirigidos a la población inmigrada. En éste caso el factor diferencial es el target: podemos entender que a un bar de tapas tipo andaluz acudirán los nativos de la ciudad. El problema es que ésta zona de la ciudad está poblada mayormente por población inmigrada y los escasos nativos que quedamos por aquí no solemos hacer vida en el barrio.
Lo cual me hace pensar: ¿si en un barrio de inmigrantes han cerrado bares de inmigrantes, por qué debería triunfar un bar de nativos? Más les vale realizar una potente campaña de publicidad tradicional y en las redes sociales si quieren que se sepa que existen. Lo cual tampoco garantiza el éxito...
Todo éste tema me ha hecho recordar lo vital de la localización de un local, pues determina en gran medida el potencial éxito o fracaso del proyecto empresarial. Y no es un tópico, es real como la vida misma. Citaré algunos ejemplos.
Starbucks elige siempre localizaciones de gran afluencia de tráfico de personas. Jamás verás un Starbucks en una callejuela o en un barrio obrero.
Hace tiempo, un bar lo petaba en Valls, pero el local era pequeño. El dueño decidió cambiarlo por otro más grande una calle más abajo. Hoy está cerrado.
En definitiva, hay quien opina que precipitarse en la elección del local es un gran error. Elige al milímetro tu ubicación y paga lo que sea necesario. Más vale tener que amortizar una gran inversión que no poder amortizar una pequeña.
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