miércoles, 28 de noviembre de 2012

Vender experiencias

No me refiero a esas cajitas que no dejan de ser un vale para dar una vuelta a un circuito montado en un Ferrari o para pasar un fin de semana en una casa rural, por ejemplo.

Hoy en día con la crisis se hace indispensable el diferenciarse de la competencia. En el caso de la venta de productos, especialmente si se trata de productos de alta gama o "de lujo", existe una tendencia muy interesante: el vender una experiencia.


El concepto es sencillo: al cliente le cuesta gastarse un dinero en un producto que, probablemente, no necesita. Hablamos de productos de vacile. Por ejemplo, un vino caro. Lo importante no es comprar un vino tinto. Lo importante es comprar un pedacito de la tierra de donde proviene.

¿Cómo se consigue vender una experiencia? Pues en el caso del ejemplo, es fundamental que el envase de la botella y la etiqueta destaquen por su diseño y que el producto vaya acompañado de un librito que explique ligeramente la historia del vino en general, del vino en cuestión, del lugar donde se produce... En definitiva, que comparta con el comprador una experiencia. Que, cuando lleve la botella a la mesa y la presente a sus comensales, pueda soltarles una perorata sobre el porqué ese vino justifica su precio.

Para el mundo de los servicios no acabo de verlo claro, pero para los productos, especialmente para los de tipo ecológico o relacionados con la tradición, es una técnica más que recomendable.

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